lunes, 1 de abril de 2013

El revólver - Opción 1.1

La alarma no funcionó, y vimos como se alejaban sintiendo impotencia, bronca y miedo.
Empezamos a caminar hacia la avenida que estaba a unas 10 cuadras por lo menos, mientras mirábamos en todas direcciones pensando en como salir de allí.
Hicimos señas a los pocos que pasaron, pero en lugar de parar aceleraban.
Llegamos a la avenida y tomando por ésta vimos a lo lejos un cartel de remisería.
Martín se venía quejando de las piedritas que pisaba, pero cuando vimos el cartel pareció que ya no le importaba y quedó en silencio apurando el paso.
En la puerta había un cartelito indicando "Solo clientes con código", pero me tiré el lance y toqué timbre.
Desde la trastienda apareció un tipo que, sin abrir, dijo:
- ¿Que quieren?

Le expliqué lo que nos había pasado y si nos podía llevar a la comisaría para hacer la denuncia...
- ¿Tenés código?
- No, pero se trata de una emergencia.
- ¿Sabés leer? Dice bien clarito solo con código; y tómenselas porque llamo a la policía.
- ¡Andate a la puta madre que te paríó, infeliz de mierda! Llamá también a tu mamá para que te proteja, ¡cagón!

El tipo dio media vuelta, agarró el teléfono, marcó y aparentemente hablaba con la policía.
Martín preguntó en voz baja:
- ¿Porqué lo insultaste? A ver si sale con un palo...
- Lo insulté porque se lo merecía. Una cosa es que tome precauciones y otra muy distinta ser ignorante. Un tipo que trabaja de noche tiene que aprender los códigos de la calle y este tipo es de los que ven un accidente y se van para no tener que complicarse, no brindan pistas a los que pueden resolver el caso, ni llaman a emergencias.

Seguimos caminando por la avenida y a lo lejos notamos las luces parpadeantes de un patrullero que venía hacia nuestro lado. Apuré el paso a su encuentro, lo paré y le expliqué.
Después de 20 minutos pasando datos por radio, propuso:
- Vamos a dar una vuelta por donde se fueron, a ver si los vemos.
- Vea oficial... Esto pasó hace por lo menos una hora y los chorros deben estar por lo menos a 40 Kilómetros de acá en cualquier dirección. Mejor vayamos a la comisaría a hacer la denuncia y no perdamos tiempo.

Pidió permiso a la seccional por su radio y nos llevó, dejándonos en la puerta.
Una oficial estaba tras un mostrador y nos dio las buenas noches.
Hicimos la denuncia y tuvo el buen gesto de llamarnos un remís desde allí mismo.
No escuché que le pidieran código alguno, pero a los pocos minutos lo teníamos en la puerta y nos fuimos a casa.
Del auto nunca más tuve más noticias, por lo que presumo que terminó en un desarmadero o desmantelado en la calle.


FIN


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