A MI, ME ENSEÑARON A PENSAR.
Tuve muchos maestros.
Tengo tantos otros.
Fidel Arturo Schaposnik, alias 'El
Chapa', apodado por nosotros, porque creíamos que estaba loco, pero
que era un Genio, así, con mayúscula.
1993. Colegio Nacional.
Primer año.
Profesor de Física.
Fuerza equilibrante. Peso, Velocidad,
Magnitud. Termodinámica.
Newton y Maxwell.
Arquímedes y la densidad de los
objetos sólidos. El sistema heliocéntrico de Copérnico.
Un tipo de barba colorada, anteojos,
traje azúl y pipa, si mal no recuerdo.
Sus clases parecían mas de filosofía
que de física.
Nos abrió la cabeza de un hachazo,
justo a nosotros, que recién dejábamos de jugar con las muñecas o
los autitos.
Fue un cachetazo, un descubrir y
empezar a entender el mas allá de nuestra nariz, el mas acá, detrás
de los ojos.
Ver, pensar. Vivir.
Enrique Vidal.
Profesor de Lengua y Literatura.
Colegio Nacional.
Primer año.
El fantasma de Canterville.
Relato de un náufrago, entre tantos
otros.
Contaba las historias fascinantes de
Edgar Allan Poe, a la misma vez en que nos contaba que tuvo un
murciélago de mascota, hasta que se le escapó por entremedio de las
rejas de la jaula.
Ese tipo cada tanto nos daba extensas
charlas donde nos hacía pensar la vida y quienes éramos (o
podríamos ser, internamente) cada uno de nosotros.
Graciela Carám.
Profesora de Lengua y Literatura.
Colegio Nacional.
Segundo año.
La Ilíada y La Odisea.
Una mujer buena e imponente, que hacía
notar su presencia entre esas altas paredes de altas puertas y
ventanas.
Esas aulas de pupitres pegados unos a
otros por la espalda y pisos de madera que hacían, desde aquellos
años, ruido a cada paso. Señoras aulas, a las que tratábamos de
Usted, si no fuera por su magniprescencia.
Prácticamente nos obligó a pensar y
sentir la vida fuera del aula y mas allá de los libros y nuestros
deberes como alumnos.
Nos enseñó a seguir conociéndonos en
el hacia adentro y a buscar en eso, que no estábamos seguros que
carajo era.
Amiconi, alias 'El huevero', apodado
por nosotros.
Profesor de matemáticas.
Escuela Técnica Nº 5.
Tercer año.
Parábola, Funciones trigonométricas.
Seno, coseno, tangente...
Movimiento rectilíneo uniforme.
Velocidad uniformemente acelerada.
Cosas en las cuales me sentí perdida,
o casi a punto de ahogarme, pero que fueron compensadas por su manera
en que nos 'cagaba a pedo'.
Ese tipo, nos enseñó a lucharla, nos
empujó a seguir creciendo y a creer en nosotros. Nos enseñó a
pelear por lo que creíamos justa causa.
Robin Williams, como el profesor Mr.
Keating, en LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS.
Allá por los '90, merodeando esas
épocas donde todavía yo, me sentía un poco a la deriva, y su ideal
de crear librepensadores.
Mostrando el camino impuesto de seguir
las normas, estrictas, rígidas, o crear las propias. Enseñando que
los alumnos somos los protagonistas de nuestra educación. A
sentirnos mas libres, aún funcionando bajo presión. A ser
creativos. A que somos nosotros quienes tenemos que poder ejecutar un
propio juicio de valor, nuestra mirada, nuestra perspectiva
individual y su defensa. A tomar las riendas de nuestra propia vida.
A luchar por aquellos sueños de los que estamos convencidos y no
dejarnos ganar o caer en el conformismo por no tener valor de
enfrentarlos. A ser fieles a lo que sentimos pese a las
consecuencias. A animarnos a vivir.
Tuve muchos maestros.
Tengo tantos, hoy.
Mis maestros son las personas con las
que me rodeo cotidianamente, y no tanto.
Todos tienen una historia que contar,
algo para enseñar, y, asimismo, todos tenemos cada día, algo por
aprender.
Gracias a los que fueron, a los que ya
no están, (entre ellos, mi Papá), y a los que forman parte de mi
aprendizaje cotidiano, que es este largo camino del aprender a vivir.